Las hernias inguinales son una de las afecciones quirúrgicas más frecuentes en la infancia. Aunque en la mayoría de los casos no representan una amenaza inmediata, requieren una atención médica especializada para evitar posibles complicaciones.
Comprender qué son, cómo se presentan y cuál es su tratamiento es fundamental para que los padres y cuidadores puedan actuar a tiempo.
¿Qué es una hernia inguinal?
Una hernia inguinal ocurre cuando una porción del intestino u otro tejido abdominal sobresale a través de un punto débil en la pared abdominal, en la región de la ingle. En los niños, esto suele deberse a un fallo en el cierre del conducto peritoneo-vaginal, una estructura que normalmente debe cerrarse poco después del nacimiento.
Aunque las hernias inguinales pueden presentarse en ambos sexos, son mucho más frecuentes en los varones, especialmente en bebés prematuros.
Síntomas más comunes
La señal más evidente de una hernia inguinal es la aparición de un bulto en la ingle o en el escroto que puede aumentar de tamaño cuando el niño llora, tose o realiza un esfuerzo.
Otros síntomas importantes a tener en cuenta son:
Hinchazón visible en la zona inguinal.
Molestias o dolor, sobre todo cuando el niño está activo.
Bulto que desaparece cuando el niño está relajado o acostado.
Irritabilidad o llanto excesivo en bebés pequeños.
En casos de complicación: enrojecimiento de la zona, dolor intenso, vómitos o imposibilidad de reducir el bulto manualmente.
Cuando la hernia no puede ser «reducida» (reintroducida en el abdomen), hablamos de hernia incarcerada, una situación que requiere cirugía urgente para evitar daños en los tejidos.
Diagnóstico de la hernia inguinal
El diagnóstico suele ser clínico y se basa en la exploración física realizada por el pediatra o el cirujano pediátrico. En algunos casos, si la hernia no es evidente, puede ser necesario realizar una ecografía para confirmar su presencia.
Es importante no retrasar la consulta médica ante la sospecha de hernia, ya que, aunque a veces el bulto puede desaparecer temporalmente, el riesgo de complicaciones sigue existiendo.
Tratamiento de la hernia inguinal en niños
El tratamiento de la hernia inguinal es siempre quirúrgico. A diferencia de algunas hernias en adultos que pueden ser vigiladas inicialmente, en los niños se recomienda la reparación precoz para prevenir incarceraciones.
La cirugía, conocida como herniorrafia, consiste en:
Realizar una pequeña incisión en la región inguinal.
Identificar el saco herniario.
Retirarlo o cerrarlo correctamente.
Fortalecer la zona para evitar recurrencias.
En muchos casos, la intervención se realiza de forma ambulatoria, permitiendo que el niño regrese a casa el mismo día. Además, en centros especializados como el del Dr. Jorge Cortizo, se emplean técnicas de cirugía mínimamente invasiva (laparoscópica) en casos seleccionados, con beneficios como menor dolor postoperatorio y una recuperación más rápida.
Recuperación tras la cirugía
La recuperación tras la reparación de una hernia inguinal en niños suele ser rápida. Generalmente:
El niño puede retomar actividades normales ligeras en pocos días.
Se recomienda evitar deportes de contacto o esfuerzos intensos durante unas semanas.
Las molestias postquirúrgicas suelen ser leves y bien controladas con medicación analgésica.
El seguimiento posterior permite asegurar que la recuperación es adecuada y que no se producen complicaciones.
Conclusión
Las hernias inguinales en niños son frecuentes y, aunque generalmente no son graves, requieren atención especializada para evitar complicaciones. Ante cualquier sospecha, es fundamental acudir a un cirujano pediátrico con experiencia para realizar un diagnóstico adecuado y programar la reparación quirúrgica en el momento oportuno.
Contar con un especialista como el Dr. Jorge Cortizo garantiza un enfoque seguro y personalizado para el tratamiento de este tipo de patologías, cuidando siempre del bienestar de los más pequeños.