Una cirugía, por pequeña que sea, puede generar nervios y preocupación en cualquier familia. Pero cuando el paciente es un niño, la situación adquiere una dimensión emocional aún mayor. Los padres se enfrentan al reto de mantener la calma, informar a su hijo sin asustarlo y prepararlo para un entorno hospitalario que puede resultarle desconocido.
En este artículo, te ofrecemos una guía práctica y emocional para ayudarte a preparar a tu hijo antes de una cirugía. Porque una buena preparación no solo facilita el proceso, sino que puede mejorar el resultado clínico y la recuperación posterior.
1. Infórmate bien antes de explicarle nada
Antes de hablar con tu hijo, es fundamental que tú tengas toda la información clara. En la consulta con el cirujano pediátrico:
Pregunta cómo será la intervención.
Averigua si es ambulatoria o requerirá ingreso.
Consulta cuánto tiempo durará la recuperación.
Pregunta si necesitará anestesia general o local.
Contar con información fiable y explicada por un profesional te permitirá transmitir tranquilidad y seguridad a tu hijo.
2. Usa un lenguaje adecuado a su edad
La forma de explicar lo que va a suceder dependerá de la edad y madurez del niño:
Niños pequeños (2-5 años): usa frases cortas y sencillas. Por ejemplo: “el médico va a ayudarte a que tu barriga se sienta mejor, y luego te despertarás con mamá o papá al lado”.
Edad escolar (6-10 años): puedes dar un poco más de detalle y responder a sus preguntas con sinceridad, sin entrar en dramatismos. “Te van a dormir un rato para que no sientas nada, y cuando te despiertes ya estará todo hecho”.
Adolescentes (11+): en esta etapa suelen querer más información. Puedes hablar con franqueza y resolver dudas técnicas si las tienen, siempre con apoyo emocional.
Evita frases como “no te va a doler nada” si no puedes asegurarlo. Es mejor decir: “si te duele un poco, los médicos te darán algo para que te sientas mejor”.
3. Anticípale los pasos del proceso
Cuanto más previsible sea para el niño, menos miedo tendrá. Explícale:
Que se pondrá una bata de hospital.
Que puede haber médicos o enfermeros que le hagan preguntas.
Que estará dormido durante la cirugía si hay anestesia general.
Que después se despertará un poco cansado, pero tú estarás allí.
Puedes incluso jugar con muñecos o dibujos para “ensayar” lo que ocurrirá, lo cual es muy útil en niños pequeños.
4. Lleva objetos que le den seguridad
Permitirle llevar un peluche, su manta favorita o incluso un libro puede ser de gran ayuda. Estos objetos actúan como un puente emocional entre su entorno familiar y el hospital.
5. Cuida tus propias emociones
Los niños perciben el estado emocional de sus padres. Si tú estás muy ansioso o triste, es probable que él lo note, incluso si no se lo dices. Intenta mantener la calma, y si tienes dudas o miedos, exprésalos con el equipo médico. Estás en tu derecho.
Recuerda: no necesitas fingir que todo es fácil, pero sí puedes transmitir confianza en el equipo médico y en que todo irá bien.
6. ¿Qué hacer el día antes y el mismo día?
El día antes, respeta las instrucciones médicas sobre ayuno y medicamentos. Puedes preparar una pequeña mochila con ropa cómoda, juguetes y documentación.
El día de la cirugía, llegad con tiempo, intentad no correr ni mostrar prisa. Acompáñalo con una actitud tranquila y afectuosa.
Muchos hospitales permiten que los padres estén con el niño durante la inducción anestésica y después en la sala de recuperación. Pregunta si es posible y aprovecha ese momento para calmarlo con tu presencia.
7. Después de la cirugía: recuperación emocional y física
La recuperación no es solo física. Algunos niños pueden tener pesadillas, estar más sensibles o mostrar regresión en algunos comportamientos. Es normal. Dale tiempo, cariño y comprensión.
Sigue las recomendaciones médicas y vuelve a consultar si ves algo fuera de lo habitual. Mantener el seguimiento postoperatorio con el cirujano pediátrico ayuda a detectar cualquier complicación a tiempo.
Conclusión
Preparar a un niño para una cirugía implica empatía, paciencia y confianza. No se trata de ocultar lo que pasará, sino de explicárselo con amor y claridad. Un niño informado, acompañado y bien preparado afrontará mejor la intervención y tendrá una recuperación más tranquila.
Como padres, sois su principal fuente de seguridad. Y como equipo médico, estamos aquí para acompañaros en todo el proceso.