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Cirugías más frecuentes en la infancia: lo que debes saber

Cuando se piensa en una intervención quirúrgica, muchas personas la asocian a enfermedades graves o situaciones complejas. Sin embargo, en la infancia existen múltiples condiciones comunes que pueden requerir cirugía, muchas de ellas con una baja complejidad y excelentes resultados.

Conocer cuáles son las cirugías pediátricas más frecuentes, cómo se diagnostican y qué implican, ayuda a los padres a tomar decisiones con más tranquilidad y confianza.

En este artículo, repasamos las intervenciones más habituales en niños y niñas, desde recién nacidos hasta adolescentes.

1. Hernia inguinal

Es una de las patologías quirúrgicas más comunes en pediatría, especialmente en varones y en bebés prematuros. Consiste en un pequeño orificio en la zona de la ingle que permite el paso de una porción del intestino.

Síntomas frecuentes:

  • Bulto en la ingle que aparece con el llanto o al hacer esfuerzo.

  • A veces es indolora; en otras ocasiones puede causar molestias.

¿Cuándo operar?
La cirugía suele recomendarse para evitar complicaciones como el estrangulamiento herniario. Se realiza de forma ambulatoria, con anestesia general y una rápida recuperación.

2. Fimosis

La fimosis es la imposibilidad de retraer el prepucio del pene. Es normal en bebés, pero si persiste más allá de los 3-4 años o causa infecciones frecuentes, puede requerir intervención.

Tratamiento:

  • Inicialmente se intenta con cremas con corticoides.

  • Si no hay mejoría o hay infecciones repetidas, se plantea la circuncisión.

Es una intervención sencilla, que requiere anestesia y suele realizarse de forma ambulatoria.

3. Testículos no descendidos (criptorquidia)

Ocurre cuando uno o ambos testículos no han bajado al escroto durante el desarrollo fetal. Aunque en muchos casos descienden solos en los primeros meses, si no lo hacen, deben ser evaluados por el cirujano pediátrico.

¿Por qué operarlos?

  • Para preservar la fertilidad futura.

  • Para reducir el riesgo de torsión testicular y cáncer testicular.

  • Para evitar posibles traumatismos abdominales.

La intervención se llama orquidopexia y suele realizarse antes de los 18 meses de edad.

4. Apendicitis

Aunque también ocurre en adultos, la apendicitis es una causa frecuente de cirugía urgente en niños, especialmente entre los 6 y 14 años. Se trata de una inflamación del apéndice que, si no se trata, puede perforarse.

Síntomas típicos:

  • Dolor abdominal en la parte baja derecha.

  • Fiebre, vómitos, pérdida de apetito.

Tratamiento: La apendicectomía, que puede realizarse por cirugía abierta o laparoscópica. La mayoría de los niños se recuperan en pocos días.

5. Hernia umbilical

Aparece como un abultamiento en el ombligo. Es muy frecuente en recién nacidos y suele cerrarse sola en los primeros años de vida. Sin embargo, si persiste más allá de los 4-5 años, puede requerir cirugía.

La reparación es rápida y se realiza de forma ambulatoria.

6. Quistes y masas subcutáneas

Algunos niños desarrollan quistes sebáceos, lipomas o pequeñas masas bajo la piel. Aunque muchas veces no son peligrosas, pueden requerir extirpación si crecen, se infectan o causan molestias.

7. Frenillo lingual corto (anquiloglosia)

Es una alteración del frenillo que limita el movimiento de la lengua, lo que puede dificultar la lactancia, el habla o la higiene bucal. En algunos casos se recomienda una pequeña intervención quirúrgica (frenotomía o frenectomía), especialmente en bebés o niños pequeños.

8. Cirugías digestivas o urinarias por malformaciones

Aunque menos frecuentes, también existen cirugías necesarias por malformaciones congénitas como:

  • Atresias intestinales

  • Fístulas anorrectales

  • Reflujo vesicoureteral

  • Duplicaciones digestivas

Estas requieren una evaluación especializada y un tratamiento individualizado.

Conclusión

La cirugía pediátrica abarca una amplia variedad de patologías, muchas de ellas frecuentes y tratables con excelentes resultados. En manos de un equipo especializado, estas intervenciones se realizan con la máxima seguridad, técnicas adaptadas a la edad del niño y un enfoque centrado tanto en la salud como en el bienestar emocional del pequeño paciente.

Si tienes dudas sobre alguno de estos diagnósticos o si tu pediatra te ha derivado a un cirujano, no dudes en buscar una segunda opinión con un especialista en cirugía pediátrica. Una valoración a tiempo puede marcar una gran diferencia.

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