La infancia es una etapa en la que el cuerpo está en constante desarrollo, y por eso, cuando surgen problemas de salud que podrían requerir una intervención quirúrgica, la figura del cirujano pediátrico se vuelve clave. No se trata solo de operar: se trata de entender las necesidades físicas y emocionales del niño, y ofrecer una atención especializada desde el primer contacto.
En este artículo, te explicamos en qué casos es recomendable acudir a un cirujano pediátrico, qué tipo de patologías trata y cómo puede ayudarte a ti y a tu hijo.
¿Qué es la cirugía pediátrica?
La cirugía pediátrica es una especialidad médica dedicada al diagnóstico, tratamiento y seguimiento quirúrgico de los problemas quirúrgicos en bebés, niños y adolescentes. Abarca desde patologías congénitas (de nacimiento) hasta alteraciones adquiridas que pueden surgir a lo largo del crecimiento.
Un cirujano pediátrico está específicamente formado para entender cómo afectan las enfermedades al cuerpo en desarrollo, cómo evoluciona una patología con el tiempo y cuál es el mejor momento para intervenir quirúrgicamente si es necesario.
¿Cuándo acudir a un cirujano pediátrico?
A continuación, te mostramos algunas de las situaciones más frecuentes en las que es recomendable consultar con un especialista en cirugía pediátrica:
1. Hernias y masas abdominales
Hernia inguinal: abultamiento en la ingle o escroto, más común en varones.
Hernia umbilical: abultamiento en el ombligo que no desaparece con el tiempo.
Quistes o lipomas: bultos que aparecen bajo la piel y crecen progresivamente.
2. Problemas testiculares
Testículos no descendidos
Hidrocele (acumulación de líquido en el escroto)
Torsión testicular (urgencia médica)
3. Malformaciones congénitas
Atresias digestivas (interrupciones en el tubo digestivo)
Fístulas anorrectales
Problemas urinarios o genitales desde el nacimiento
4. Infecciones recurrentes
Abscesos cutáneos que reaparecen
Quistes infectados
Inflamación crónica del apéndice (apendicitis recurrente)
5. Traumatismos o cuerpos extraños
Heridas profundas o quemaduras que requieren intervención quirúrgica
Cuerpos extraños ingeridos o introducidos en oídos/nariz
¿Por qué elegir a un cirujano pediátrico?
La diferencia entre un cirujano general y un pediátrico no es solo la edad del paciente. Los niños no son adultos pequeños: tienen una fisiología distinta, responden de forma diferente a la anestesia, cicatrizan de otra manera y, sobre todo, necesitan un enfoque psicológico y humano adaptado a su edad.
Un cirujano pediátrico:
Utiliza técnicas menos invasivas y adaptadas al tamaño del niño.
Minimiza el dolor postoperatorio.
Evalúa el impacto a largo plazo de cada cirugía en el crecimiento del paciente.
Tiene experiencia en tranquilizar y acompañar emocionalmente a los niños y sus familias.
¿Qué ocurre en la primera consulta?
En la primera visita, el cirujano pediátrico realiza una valoración clínica completa del niño, revisa informes previos, solicita pruebas si es necesario y explica de forma clara y cercana cuál es el diagnóstico y las posibles soluciones.
En muchos casos, no es necesaria una operación inmediata, sino un seguimiento para valorar cómo evoluciona el problema. En otros casos, se propone una intervención quirúrgica programada con todas las garantías de seguridad.
Conclusión
Acudir a un cirujano pediátrico no siempre significa que tu hijo necesite una operación. Significa, sobre todo, contar con el criterio experto de un profesional que entiende el cuerpo en desarrollo y que sabe cuándo intervenir, cómo hacerlo con el menor impacto posible y cómo acompañar a las familias durante todo el proceso.
Si sospechas que tu hijo puede tener una patología que requiere atención quirúrgica, no dudes en consultar con un especialista en cirugía pediátrica. La detección precoz y el tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia en su salud futura.